No hace falta complicarse. Con una rutina bien hecha y los productos adecuados, tus llantas pueden recuperar ese aspecto brillante y bien cuidado.
1. Prepara todo antes de empezar
Trabaja siempre con guantes, en un lugar ventilado y con sombra si es posible. Ten a mano el limpiador, cepillo, cubo de agua y microfibras.
2. Enjuaga las llantas
Antes de aplicar cualquier producto, aclara las llantas con agua para retirar el polvo suelto. Esto facilitará la limpieza y evitará que la suciedad raye la superficie.
3. Aplica el limpiador
Rocía el producto sobre la llanta, deja actuar unos segundos y frota con un cepillo suave. Para suciedad persistente:
- Usa un limpiador más fuerte, como uno ácido si la llanta lo permite.
- O aplica una pasta de bicarbonato y agua como alternativa casera.
4. Aclara bien
Después de frotar, enjuaga a fondo para eliminar todos los residuos. No dejes restos de producto, ya que podrían deteriorar la superficie con el tiempo.